Europa desde finales del siglo X hasta que concluye el siglo XII. Esta es la primera corriente

artística que representa la unidad territorial de Europa.

A partir de la segunda mitad del siglo XII, el románico convive con las tendencias góticas incipientes. La evolución románica supone el punto de partida del arte gótico, hasta que este último adquiere identidad propia, independizándose del anterior, con formas contrapuestas que son el resultado de una apertura hacia manifestaciones más expresivas y humanas.

Los aspectos sociales y religiosos son los factores más importantes que intervienen en el desarrollo de este fenómeno artístico. De este modo, el feudalismo, el papel de la Iglesia y los monasterios, las peregrinaciones y, en definitiva, el nacimiento de una cultura eclesial, constituyen la base de esta expresión.